Un
error deliberado es la acción que tomamos en contra de aquello que consideramos
habitualmente como cierto o generalmente aceptado; acelerar nuestro vehículo a
más de 100Km/hr bajo la lluvia para probar el agarre de las ruedas; vestirnos
de jean para asistir a una reunión con cliente; tomarnos los Lunes para
descansar en lugar de asistir a la reunión semanal de planeación; dar un premio
a la persona que más errores cometa en el mes en nuestra empresa; etc. Entonces
qué se requiere para tomar estas acciones deliberadas y de alguna forma en lo
profundo de nuestro subconsciente esperar recompensas ilimitadas a estas
fallas?
La
planeación de errores deliberados requiere tener en cuenta los siguientes
elementos:
1. Identificar nuestros
paradigmas personales o empresariales
2. Formalizar estos paradigmas
en una frase o mantra corporativo aceptado por efecto de políticas, grupos
formales o informales
3. Buscar el origen de aquel
paradigma o ley establecida
4. A continuación cuestionar
cada una de las causas que originan el nacimiento del paradigma
5. Con base en el paso anterior
cuestionar la validez del paradigma completo y considerar cuáles serían las
consecuencias de que este efectivamente fuese erróneo
6. A continuación proponer las
acciones que se ejecutarían individualmente si cada una de las causas que
originan el paradigma fueran falsas.
Seguidos
estos pasos, podríamos proponer el desarrollo de una actividad que se base en
la validez de nuestras negaciones, es decir, desarrollar una puesta en marcha
de una decisión sobre la base de la realidad de negar nuestros propios
paradigmas personales o empresariales.
Debemos
prestar especial atención a esta actividad, dado que la misma generará
reacciones negativas en quienes consideran cada uno de los paradigmas de
nuestras empresas como leyes establecidas inamovibles. Una opción interesante para involucrar a los
demás en estas pruebas sería el partir de un “ qué pasaría si?”, aquello que
pensamos es falso resulta cierto; el
perfil de nuestro cliente realmente no son las mujeres sino los hombres; la
capacidad de nuestra innovación no reside en nuestra gente sino en nuestros
clientes; el éxito de nuestra empresa no se debe al esfuerzo diario y continuo
sino a pequeñas genialidades en momentos oportunos; etc…
Considerar
en términos de riesgo medible la
posibilidad de cometer errores debe ser visto como una inversión en innovación
disruptiva, pues se trata de modificar paradigmas. Ser conscientes de la permanente evolución y
cambio es tal vez la mejor forma de entender que es posible cambiar nuestros
hábitos diarios tanto personales como organizacionales.
Otro
de los aspectos fundamentales que permiten el cometer errores deliberados
sería, la no aceptación de excusas tradicionales en nuestras organizaciones
como lo pueden ser:
1. Somos muy jóvenes para
experimentar,
2. No tenemos presupuesto para
asumir una equivocación,
3. No contamos con la
reputación para recuperarnos de un error,
4. No somos lo suficientemente
rápidos para adaptarnos,
5. Nuestros socios, proveedores
y clientes no aceptarán un cambio drástico,
6. Perderemos nuestros clientes
más importantes,
7. Se creará un desorden al
interior de la empresa,
8. Nos falta conocimiento para
hacerlo,
9. No contamos con los recursos
de tiempo y económicos,
10. Nuestra empresa es así y ya
no se puede cambiar,
La
eliminación de estas excusas de nuestro vocabulario nos puede llevar a poner en
práctica actividades que podrían ser consideradas errores, sin embargo creo que
a la larga su negación es precisamente lo que nos permitirá cometer errores de
alto valor
agregado.